1987, un año que marcaría mi vida en la docencia. Una tarde de julio recibo una llamada en la oficina y del otro lado de la línea Edgardo Hernández Caballero (Q.E.D) me saluda y me dice: Necesito que me ayudes para cubrir una materia en la licenciatura en administración. Pero Edgardo – le dije- nunca he dado clases. Bueno, eso no es mucho problema, tu institución te abre la puerta. Muy bien, hoy mismo paso a verte. Así, de esa manera, con la confianza de que el Instituto Superior de Estudios Comerciales, a través de sus profesores, me había formado, llegue a impartir clases en esta entrañable institución educativa.
Han pasado más de treinta años, y lo que empezó como una aventura, poco a poco se fue convirtiendo en una imperiosa necesidad. Hoy, cuando miro hacia atrás, veo los rostros de cientos de alumnos que han pasado por las aulas de la ahora Universidad de Negocios ISEC, a los que yo les he dado clases, veo también los rostros de respetados directivos que me abrieron los brazos y me recibieron con cariño y los rostros de muchos compañeros profesores, administrativos y personal de mantenimiento e intendencia. A todos ellos muchas gracias y a ustedes, queridos alumnos, mi reconocimiento y admiración por ser forjadores de su propio destino.
Con cariño y admiración
José Herrera Murillo